¿Te ha pasado alguna vez que te has encontrado con un paquete de aperitivos vacío en la mano sin tener muy claro que te lo habías comido? ¿Has llegado alguna vez a algún lugar en tu coche sin tener muy claro cómo ha sido el viaje?

A muchas personas les pasa que no se dan cuenta de lo que les sucede de forma cotidiana. Son ejemplos sencillos y comunes de «inconsciencia», o de «ir en piloto automático.» En nuestras vidas modernas y ocupadas constantemente en múltiples tareas, es fácil perder la conciencia del momento presente. Podemos darnos cuenta de que ha habido un esfuerzo por nuestro cansancio y suponemos que se debe a la complicación de solventar problemas del trabajo, el hogar, la economía y otros muchos.

Suena raro pero habitualmente no estamos presentes en nuestras propias vidas. Nos resulta difícil escuchar lo que nuestro cuerpo nos dice, de saborear las cosas buenas de la vida y estamos inmersos en las rutinas o la autocrítica.

La mente humana se distrae fácilmente enredándose en darle vueltas a los acontecimientos pasados ??y tratando de anticipar el futuro. Ser más conscientes de nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones parece que no suena como algo útil para hacer y, sin embargo, aprender a hacer esto deteniendo por un instante el juicio y la autocrítica puede tener un impacto muy positivo en nuestra vida.

La atención plena es una forma de prestar atención y ver con claridad lo que está sucediendo en nuestras vidas. No va a eliminar las presiones de la vida, pero puede ayudarnos a responder a ellas de una manera más serenabeneficiando a nuestro «corazón», nuestra «cabeza» y nuestro cuerpo. Nos ayuda a reconocer las reacciones emocionales y fisiológicas habituales, a menudo inconscientes, en los acontecimientos cotidianos.

La práctica de la Atención Plena, mindfulness, nos proporciona un enfoque científicamente validado para cultivar la claridad, la visión y la comprensión. Nos ayuda a estar presentes en nuestro día a día y mejorar nuestra calidad de vida.